miércoles, 23 de enero de 2013

Cerveza artesanal al rescate de las marcas mexicanas

fuente: http://porlacervezalibre.wordpress.com/

Mientras las dos grandes marcas de cerveza mexicana pasaron a manos de empresas extranjeras, decenas de microempresas de cerveza artesanal conquistan cada vez con mayor velocidad el mercado azteca.

La cerveza mexicana está en peligro de extinción. Después de la venta de Modelo a la empresa belga InBev y de Cuauhtémoc Moctezuma a holandesa Heineken, hoy la única opción de cerveza 100% mexicana es la artesanal. 

Mientras tanto, desde hace 15 años, en México han surgido varios pequeños fabricantes de cerveza artesanal, que con una oferta de sabores y presentaciones distintas están conquistando poco a poco un mercado donde 70% de las bebidas alcohólicas que se consumen es cerveza.

Aunque la cerveza artesanal apenas tiene 0.05% del mercado, el crecimiento de microcerveceros ha sido rápido, gracias a que México es el sexto consumidor de cerveza a nivel mundial, según la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex).

En los últimos 3 años, pasaron de ser 3 marcas a 36, además de 50 más que aún no están registradas en la Acermex. Se calcula que hay más de 500 establecimientos en el país donde se expende cerveza artesanal.
Maestros cerveceros

Esta nueva forma de hacer cerveza surge hace 20 años en países como Estados Unidos y Chile. Poco a poco la tendencia traspasó fronteras para llegar a otras regiones como México, país que entró al mercado 5 años después, en 1997.

Empresas, como Beer Factory, Cervecería Tijuana y Cervecería Mexicali, son las pioneras de la industria de la cerveza artesanal en nuestro país.

Con el tiempo, surgieron nuevos microempresarios interesados en el negocio. Gilbert Bjorn Nielsen, maestro cervecero y socio de Cervecería Calavera, es uno de ellos.

Nielsen cuenta que a pesar de que existían pequeñas empresas en la industria, no habían logrado explotar al máximo su producción. Fue hasta la llegada de los nuevos establecimientos cuando la competencia creció y se comenzó a reinventar los productos.
“Siempre tuve la inquietud de hacer cerveza pero de una manera diferente, por eso adopté el símbolo de ‘calavera’, ya que en la actualidad remonta a rebeldía. Entonces decidí hacer lo que tanto me gustaba y convertirlo en una realidad”, platica Gilbert Bjorn.

Fue así que en 2005 comenzó a hacer experimentos y, 4 años después, logró lo que empezó como un sueño: su primera producción de cerveza gourmet.

Todas las recetas e ideas que se elaboran en esta cervecería están inspiradas en estilos europeos, pero con esencias típicas de México. Chile, chocolate, café o hasta calaveritas de azúcar, son algunos ingredientes que le dan un sabor especial a las bebidas artesanales, diferenciándose así del sabor convencional de la cerveza comercial.

Gilbert menciona que actualmente elabora 12 estilos diferentes, 6 de línea y 6 de temporada. Hoy, esta cervecería produce 2, 500 litros al día, es decir, unos 25 hectolitros a la semana. Gilbert estima incrementar su producción a fin de año.

Por la cerveza libre
Gilbert, de Cervecería Calavera, está contento, pues su marca se posiciona cada vez más entre el gusto de los consumidores. Sin embargo, el emprendedor sabe que aún existen diversos retos que superar, como problemas para la distribución y el alto costo de los insumos.

Al igual que Gilbert, otros miembros de la Acermex están conscientes que seguirán existiendo obstáculos, por los cuales deben trabajar si quieren seguir posicionándose.

El principal impedimento está en el centro de distribución, ya que los contratos de exclusividad por parte de las grandes cervecerías limitan la entrada y desarrollo de los nuevos competidores, dice Jesús Briseño, director de Cervecería Minerva.

El año pasado se interpuso una demanda, por parte de Cervecería Minerva y Primius, hacia Grupo Modelo por prácticas monopólicas, primero por la parte legal, a través de la Comisión Federal de Competencia (CFC), y después, apoyándose de las redes sociales para formar el grupo denominado Por la cerveza Libre, el cual ha servido como medio de promoción para los cerveceros independientes.

Otro de los retos al que se enfrentan los cerveceros es el acceso que tienen a los insumos. Los productores independientes requieren de malta, lúpulo, agua y cebada para elaborar las bebidas. Dado que los proveedores son, en su mayoría, las grandes cervecerías, los productores artesanales compran materias primas importadas, lo que incrementa sus costos.

A pesar de que la Secretaria de Economía permite un cupo de 3,000 toneladas anuales libres de aranceles, explica Jaime Andreu, fundador de Cervecería Primius, muchas veces los insumos se agotan. Ante esta situación, los productores deben pagar la tarifa arancelaria, lo que los pone en desventaja porque se ven en la necesidad de incrementar el precio de su producto.

En promedio, una cerveza artesanal cuesta entre 25 y 45 pesos en tiendas, monto que varía al ser comprado en restaurantes donde puede alcanzar hasta 90 pesos.

El tema fiscal también es un problema para los pequeños negocios, ya que la cerveza recibe una de las tasas impositivas más altas que existen, pues está grabado el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).

Futuro promisorio
Hoy, 80% de las ventas de cerveza artesanal se quedan en territorio nacional, mientras que 20% se exporta a regiones como el Sur de Estados Unidos, Australia e Irak. Para su distribución, 40% se realiza a través de las tiendas de autoservicio y 60% en restaurantes y bares.

Los miembros de Acermex tienen en promedio un crecimiento aproximado anual de 60%, por lo que estiman que para 2016 la cerveza artesanal pasará de 0.05% a 1% del mercado de bebidas alcohólicas.

El futuro es promisorio. “Aunque 95% de los centros de consumo en el país tienen contratos de exclusividad con las dos compañías dominantes del mercado, Grupo Modelo y Cuauhtémoc México, en el último par de años logramos 1,000 puntos de venta, cantidad superior a los 400 que se tenían”, comenta Jaime Andreu, de Primius.

Los productores saben que no es momento de bajar el paso, sino, al contrario, de redoblar esfuerzos para quedarse con un poco más de mercado. Para Briseño, de Minerva, el camino a seguir está claro: “Hay que trabajar en conjunto para fomentar la cultura de consumo, organizar festivales, exposiciones, catas y eventos que permitan acercar a la gente a nuestro producto, ya que todavía existen personas que no se animan a experimentar nuevos sabores.”
 
Nota publicada por Elizabeth Martínez el día 30 de agosto de 2012 en El Financiero

No hay comentarios:

Publicar un comentario